Desapegarse de la vida

Una de las actividades que realizo como terapeuta, es acompañar a personas en el proceso de Bien Morir. Es de lo más confrontador, gratificante, duro... ayudar a alguien a desapegarse de su vida y de su familia, y a su familia desapegarse de alguien a quien aman y que está muriendo.

Hoy, una mujer admirable que comparte su organismo con la leucemia terminal, le dijo a sus hijos: "el problema de la muerte es que no te acuerdas de qué es lo que sigue; estamos tan distraídos viviendo, que es imposible pensar en otra cosa que no sea vida... y eso está bien, pero a todos nos llega el momento de recordar".

Creo que en toda mi chamba, en estos menesteres es en los únicos en los que me siento libre de llorar, de ser lo más humano que puedo ser, porque la muerte es a su vez, también tremendamente humana. Y en esas ocasiones, ella es mi coTerapeuta.

Es irónico, pero aunque la vida es lo más valioso que tenemos, el perderla no nos genera ninguna carencia.

Vivamos pues, pero vivamos al doble en honor a nuestros muertos, ellas y ellos que ya se acordaron de qué era lo que sigue; ese gozoso estado en que todas tus memorias están contigo.