Lo peor es que revisten este discurso con un barniz cientificista, y agregan que son los muy eminentes psicólogos quienes te advierten en contra de las trampas del ego. Y pues... mira que yo estudié psicología a nivel de bachillerato, licenciatura y maestría, y jamás me tocó esta materia.
También puede ser que no haya ido a clases ese día.
El concepto de observar nuestro ego, si bien no necesariamente combatirlo, proviene de filosofías orientales como los son varias corrientes del budismo o del hinduismo; y cuando analizas esos discursos, efectivamente hace mucho sentido dentro del esquema completo de cualquiera de esos contextos discursivos.
El problema con nuestros gurúes occidentales, es que toman un cachito por aquí de ese discurso filosófico, otro cachito por acá, y articulan un pegajoso frankenstein ideológico que parece convincente, pero no tiene pies ni cabeza.